9 de mayo de 2008

Viernes...

Hoy es uno de esos días en los que me gustaría poder quejarme por algo. Un viernes de esos en los que no te alegras de que llegué el fin de semana, y la gente no puede explicarse por qué.
Pero que le vamos a hacer, ya que no se puede tener todo en la vida, me conformaré.
Y es que en el fondo, y en la forma, me da igual que sea viernes o martes. Y siendo honestos, no tengo nada de que quejarme en este momento de tecleo compulsivo.

No cometeré el error de ponerme a reflexionar sobre las vueltas que da la vida, la felicidad o las intenciones para con los míos. No, por favor, eso no.
Simplemente diré en este preciso momento, de este preciso día, de este... precisamente diré lo que siento que debo decir.

A pesar del despuntar doloroso de la mañana, con Lorenzo en pugna directa con las embarradas damas que pretenden malograr mi carro. He dibujado un sonrisa en esta faz de metal, carne y hueso. Cuando reflexioné sobre lo siguiente. Y añado, antes de disertar, que no estoy demasiado ocioso es que cabeza y corazón trabajan juntos ultimamente, y ya se sabe como funcionan las cosas con los procesadores de doble núcleo.

"Dicen que todo se pega, menos la hermosura. Yo siento discrepar, incluso diría que lo que se pega con más intensidad es esa, tan ignorada, hermosura.

El motivo de tal afirmación es simple. Si partimos de la base que el amor hace bien, como diría algún latino, yo ,coincido en ello y, subo la apuesta de osadía diciendo que además hace hermoso al que ama.

Por tanto cada uno de los amantes, en tanto que respira y vive de un amor sincero y profundo, se vuelve más bello cada instante que dedica a sentir a su persona amada."

Sin más divagación que la escrita hasta el momento, no por falta de ganas sino de tiempo, les deseo un gran día. Añadiendo que hoy me miré al espejo, y tras el doloroso mordisco de la mañana, me ví más bello. Misterios de la vida.

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