29 de agosto de 2008

Buen año... año bueno...

Un 29 de agosto, en el año 1898, alguien en Estados Unidos tuvo que tener un buen día, buen mes o quizás buen año. El 29 de agosto de 1898 se funda la empresa Goodyear.

Ciento diez años después, calzo Michelín, pero para mí también este 29 de agosto de 2008 es un día especial.

Quién le diría a Frank Seiberling, fundador de la empresa antes mencionada, que su creación llegaría donde ha llegado desde hace más de un siglo.

Quién me iba a decir a mi donde llegaría esta historia que con tanto ilusión creamos hace ya cinco meses.

Cinco meses de esta historia que anhelo interminable, que sueño para todos los días, para toda la vida. Es increíble lo rápido y lo despacio que pasa el tiempo en compañía de la Luna, mi Luna.

La historia del lunático y la Luna, la vida de la Luna y el lunático.

Lunático y Luna, en el mismo firmamento, al fin. En ese nuevo firmamento hecho por la Risueña Vida, para ambos.

Yo, lunático de la Luna, sé que el camino no será fácil, pero aquí estoy. Y aunque en muchas ocasiones la vida nos pone a prueba, nos golpea y nos pone esas dosis de realismo; aquí estoy.
Estoy aquí, y no voy a retirar la apuesta. Todo esta en juego, lo que soy y seré. Y ahí es donde esta mi fe. Porque yo también quiero mi buen año, quiero una buena vida, junto a tí.

Gracias Luna, Risueña Luna, mi vida.

20 de agosto de 2008

Con dos tornillos y una brocha haré camino.

La Risueña Vida en otro de sus giros volvió a sorprender al jovén aprendiz de panadero. En su día este había tomado una, repensada, decisión. Marcharse en busca de mejor fortuna a regiones lejanas. No es que la vida le tratase mal en la Aldea del Ángel, era más bien la aspiración de mejorar y siempre buscar algo más.
Transcurrieron semanas de peregrinar, vió su vida puesta en peligroen ocasiones y con el devenir de los días llegó a la aldea de Benalmar. Cuando atravesó los gruesos muros de la atalaya defensiva, un vuelco abatió y emocionó su joven corazón. Esta sensacion, por encima de otros espejismos del camino, era la definitiva; la que andaba buscando. La que motivo su partida, inspirado y lleno de valor en aquella noche de Luna llena.
Poco a poco fué haciendo valer su habilidad entre la gente, demostrándose digno del noble oficio de la panadería. Por fin consiguió su propio horno de pan. Lo que desde antes de su partido se había convertido en una obsesión. Un horno de leña nuevo, listo para usarse. Pero la Risueña Ruleta es así, tras una mala temporada para el cereal, el sector de la panadería quedó menguante en Benalmar. Pensó, entonces que, quizás podría ir tirando con los pocos ingresos que consiguiese, intentando no perder ese flamante horno. Y fué así durante un par de semanas. El martes de la tercera semana de escasez, cuando se disponía a abrir la puerta del horno, la puerta a sus sueños, y quizas a ese algo más, cedió por sus bisagras y cayó al suelo. Aún no había amanecido, con la sola luz de la Luna y el beneplácito de la vida se dispuso a arreglar la puerta de los sueños.
Giros de la vida, Tuercas, tornillos del destino. Descubrió entonces que quizas ese algo más sería el cambio de pensamiento. Dejar de ansiar algo que ya estaba hecho para comenzar a arreglar y fabricar. Al fin y al cabo crear lo propio, hacer las cosas por fin a su gusto. Dejar lo ajeno, hacer un horno a la medida de su alma.


Y es que, en ocasiones, el mejor camino es él que hacemos nosotros. Con nuestras manos, con nuestro criterio, a nuestro gusto. La Risueña Pizpireta me muestra otra página del libro de hoy.
Y, si el bricolaje fuera andar, con dos tornillos y una brocha haré mi camino.

10 de agosto de 2008

Polluelo por un Día.

¿Cómo sabe el polluelo que ha llegado el momento de saltar del nido? Es uno de esos misterios de la naturaleza que en ocasiones son difíciles de entender, y más cuando te muestran en los documentales como el pobre cae del nido para rebotar en la fina vegetación del suelo. Supongo que de alguna manera el pajarillo sentirá que ha llegado el momento. Y como ellos lo de pensar más que sentir lo tienen más que superado, quizás por la propia limitación natural, saltan sin más honores ni protocolos.

Pues bien el sentimiento está ahí, en mí. La cabeza paró por fin, será que me estoy volviendo un poco pájaro o ya lo era en realidad. Y ya tengo mi quicio, mis alas y mi... bueno algo de pluma arrendada.

Mi quicio el primero de septiembre.
Mis alas la Luz cálidad de la luna y yo mismo,
si se me permite: otra vez yo mismo.
y la pluma prestada, que yo soy ave rapada.

Ya lo tengo todo y, por fin, voy a dar el salto. Puede que como esos pequeños, kamikaces suicidas de los documentales, el primer momento sea un golpe contra el suelo de la realidad. Pero con la fuerza de mis alas, que ya bato y lato, remontaré el vuelo hacia ese lugar donde el día a día es un sueño, y mañana una ilusión.

Mi Eclipse Particular.

Cada día me siento afortunado,
cada día doy gracias.
Agradecido de la fortuna de mi día a día.
La vida alcanza al sueño.
Y no se si despierto o dormido
encuentro ante mí, asombrado,
un espectáculo del que soy indigno;
un indigno enamorado.
La Luna me mira con dos preciosos soles.
Y me siento hermoso, maravilloso,
será que todo se pega.

4 de agosto de 2008

Al fin... el comienzo...

Después de tanto esperar, acabó la cuenta atrás... para muchas cosas y para otras... está a punto de finalizar. Quizás se pudo pensar que nunca llegarían estos días de mucho mirar, comparar, planear y soñar despierto; pero aquí estan.
Lo cierto es que siempre pensé, y afirmé, que dos mil ocho sería un año muy especial para mí y también para todos los que me rodean. De hecho lo esta siendo. Y como todo en la vida, de las maneras más insospechadas.
Aquí me hallo, frente a mi ballesta de las palabras. Enfermero me hallo, y dentro de poco emancipado.
Qué sendero desconocido se abre antes mis pasos, un sendero plagado de ilusión pero desconocido. No tengo miedo, dudas, ni resquemor. La vida siempre me ha dado la opción de ser feliz. Doy gracias por ello.
Y doy gracias a quien, a pesar de tantas tontas cosas, camina junto a mí desde hace algún tiempo. Puede que los objetivos se hubiesen logrado igualmente sin tener a alguien especial junto a mí, pero como dije tuve la opción de ser feliz. Y quiero compartir cada uno de estos momentos contigo, mi dama blanca.
Haces la vida, permíteme solo por hoy que robe unas palabras tuyas, más fácil.

Todo fluye desde que cambió el viento,
el rumbo sigue marcado. Pero todo fluye.
A veces no es necesario un mal rumbo para escorar,
otros factores como el viento, o el propio timonel pueden ser,
y son, el problema. Y es que la ciencia de la naútica felicidad es compleja.